MADRE NO HAY MÁS QUE UNA
El tercer y principal motivo: MI MADRE. Para contaros esto me tengo que remontar a mi infancia en la que mi madre era costurera.
Suena bonito imaginarme cosiendo con mi madre ¿verdad?. Pues nada más lejos de la realidad. Yo como niña inconsciente y adolescente rebelde, nunca le di la oportunidad de enseñarme a coser.
Pues bien, cuando vamos cumpliendo años, vemos que cada vez nos parecemos más a nuestros padres y yo, está claro, soy clavadita a mi madre.
Hace años me entró gusanillo de aprender a coser.
Así que mucho, o todo, se lo debo a mi madre. Ahora le enseño las cosas que hago y a veces se le saltan las lagrimillas a la pobre. ¿Es o no es para comérsela?
GRACIAS MAMÁ ♥.