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HOLA, SOY CRISTINA

Alba es mi segundo apellido, el de mi madre.

Cuando tuve que decidir el nombre de mi proyecto, no lo dudé ni un segundo. Quería que mi madre formara parte de esta aventura tan bonita. 

 

Tengo 46 años y vivo entre Asturias y León, mis dos paraísos. 

ME GUSTA LA LIBERTAD DE ELEGIR MI CAMINO

Sin rutinas. Sin horarios típicos de oficina.

Hace años mi vida tomó un nuevo rumbo y por eso estás leyendo esto. 

 

Sólo concibo trabajar con pasión. Al fin y al cabo, pasamos muchas horas trabajando. Yo lo hago despierta y dormida.

 

Soy eterna aprendiz autodidacta de cada cosa nueva que veo y me llama la atención. 

¿CÓMO HE LLEGADO AQUÍ?

Cristina Alba nace como un proyecto personal,

por mi cariño y admiración a los trabajos artesanales. 

Me encanta investigar cómo se hacen las cosas

Cómo se ingenian, se diseñan, se fabrican…

Supongo que esto me llevó a estudiar ingeniería, trabajo que ejercí durante 17 años. 

Un día decidí que ese mundo no era como yo me había imaginado y cambié de rumbo.

Si quieres saber más sobre esta historia, pincha aquí. 

SLOW FASHION ES MI LEMA

El segundo motivo es el vértigo que me produce el Fast Fashion.

 

Producciones en el que las prendas pierden su valor, y no sólo me refiero al económico.

 

Cada vez consumimos más rápido, con todas las consecuencias que esto conlleva. 

 

No podemos quedarnos ciegos o impasibles a las producciones que no respetan los derechos humanos o el medio ambiente en su cadena de producción.

MADRE NO HAY MÁS QUE UNA

El tercer y principal motivo: MI MADRE. Para contaros esto me tengo que remontar a mi infancia en la que mi madre era costurera.

 

Suena bonito imaginarme cosiendo con mi madre ¿verdad?. Pues nada más lejos de la realidad. Yo como niña inconsciente y  adolescente rebelde, nunca le di la oportunidad de enseñarme a coser. 

 

Pues bien, cuando vamos cumpliendo años, vemos que cada vez nos parecemos más a nuestros padres y yo, está claro, soy clavadita a mi madre.

 

Hace años me entró gusanillo de aprender a coser.

 

Así que mucho, o todo, se lo debo a mi madre. Ahora le enseño las cosas que hago y a veces se le saltan las lagrimillas a la pobre. ¿Es o no es para comérsela?

 

GRACIAS MAMÁ ♥.

 

 

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